RODRI

Estaba sobre ella, podía sentir el calor de su vulva en la entrepierna. En el ambiente, un olor a sexo y sudor limpio mezclado con  colonia Lacoste aturdían completamente sus sentidos hasta conseguir un desdoblamiento casi espiritual. Sus ojos estaban inertes, carentes de toda expresividad, pero... ¿a quién le importaban esas chorradas en ese momento?¡se estaba cepillando a Sandra¡.
 Era sin duda la situación mas erótica por  la que había pasado jamás teniendo en cuenta que lo mas cerca que estuvo de tocar una almeja era cuando su madre lo trajo al mundo. El  abultamiento que presentaba en el pijama como consecuencia de una gran erección, delataba el grado de  excitación  y placer que aquella mujer le estaba regalando con sus encantos.
Hubiera sido un buen polvo, el mejor de todos si todas aquellas sensaciones virtuales no hubiera sido mas que un simple  sueño y  la pelma de su madre no le hubiera despertado con su voz inoportuna e histérica.

-¡Rodriiiiiiiiiii¡.
-¡Rodri, levántate de una puñetera vez¡
-¡Son casi las dos y me tengo que ir a trabajar¡

Intentó con todas sus fuerzas aferrarse a aquellas imágenes para no olvidarlas, pues leyó no se donde que si te
despiertas bruscamente no recuerdas una mierda de lo que has soñado. Pero, lo recordaba todo, hasta el mínimo  detalle, sus tetas apretadas en su pecho, su lengua enredándose con la suya  y hasta el olor que desprendía su coño. Que putada ,¡ parecía tan real.!

Sandra, hasta el nombre le ponía cachondo, y es que la nena no veas como estaba .Se pegaron más de dos horas en un chat donde las zorras se exhibían con Web cam. Estaban hasta los huevos ya de jugar al puto rol cuando al Pitu se le ocurrió pillarle la visa a su viejo y meterse a saco a ver tías buenas. Y vaya si las vieron.
Cada uno le hizo una petición a cual mas guarra a una de ellas , Raúl le pidió  que se metiera un dedo en el chumino y la muy cerda no tardo ni diez segundos en hacerlo,  el efecto de los porros se les bajo de golpe a los tres. Pitu, le pidió poner el culo en pompa y que con una mano se metiera un consolador por el ojete. La visión de aquella diosa del sexo en esa postura tan humillante produjo en Rodri un efecto de cierta repulsa, una especie de excitación  y vergüenza ajena, una mezcla de "Dios lo que tienes que hacer para ganarte la vida"y "Vaya polvazo te echaba ahora mismo". La sensación le incomodaba y si por él hubiera sido habría cerrado el chat en ese mismo momento, pero llegó su turno, y solo se le ocurrió preguntarle su nombre. No se que pollas le ocurrió, pero fue lo único que escribió en el teclado. "¿Cómo te llamas?".
La reacción de los chicos no se hizo esperar, Raúl y Pitu se partieron el rabo a base de bien.
-¿Tienes una puta enseñándote el potorro y solo se te ocurre preguntarle como se llama?
¡Serás come pollas!, este tío es un bujarrón.¿Nos metemos en un chat de maricones y le preguntas  a uno como se llama?
-Que te den por el  culo Raúl
Venga, déjalo, si total hay que desconectar ya.
Si el chico es un romántico ¿qué vamos hacer?
-Que te follen Pitu.
La chica inclinó un segundo la cabeza y tras teclear algo, apareció su nombre en la barra de diálogos.
"Sandra". Levantó la cabeza y dibujo en sus labios la sonrisa mas cautivadora del mundo. No pudo expresar  lo mismo  con sus ojos , en ellos solo se reflejaba un vacío infinito.

¡Adiós zorra, me haré esta noche una paja a tu salud jajajajj¡

La pantalla del ordenador volvió al inicio de la página, no si antes recordar
que para volver a entrar debían insertar los 16 dígitos de la tarjeta.


!Joder como estaba la güarrona eehhh Rodri¡
Rodri es marica, ¿no lo sabias?.
- Y yo me cago en tu puta madre.
No te enfades picha brava que es de buen rollo.
- Que os jodan.
-Tengo que irme.
 Eso,  no vaya ser que tu mamá te castigue sin cenar.
Recuerda que esta semana eres Master, a ver lo que haces.
Rodri se colocó su chaqueta , sin decir palabra abrió la puerta y se despidió sin darse la vuelta enseñando el dedo corazón por encima de uno de sus hombros.
 Eran las cuatro y diez de la madrugada , en la calle aquel viernes solo estaban los capullos que no tenían ya ni un duro y exprimían los restos de las botellas de plástico que horas antes estaban llenas de vete a saber la mezcla. Desfasados por la priva se reunían  delante de los pubs de la plaza de toros. Se quedo con el careto del Murci, un gilipollas que va de tío way , el muy baboso intentaba comerle la boca a una nena que le faltaban diez minutos para pillar un coma etílico. Mejor así, porque si se entera de con quién estuvo morreándose a la piva le da algo.
Quiso pasar desapercibido, no le hacía ni puta gracia que lo vieran, además le dolía mogollón la cabeza ,aún así era difícil que se percatasen pues la peña estaba ya en la últimas. Cruzó la plazoleta y la calle Dr. Olóriz le quedaba a unos pasos. Ya solo rezaba para que su vieja estuviera sobada.
Entrando a la portería algo lo empujó a dirigirse a los buzones, miró a través de la rendija pero solo vio el fondo vacío y metálico.
Hacía mas de seis meses que no sabía nada de J, quizás fuese mejor así. Mañana sería otro día.




Tenía la boca  seca y acartonada . El chocolate de Raúl era de lo peor, decididamente malo, pero bueno, colocaba y eso era lo importante. Pese a dormir mas de nueve horas , la cabeza seguía estando abotargada.
-!Hijos de puta!, se pasaron toda la noche partiéndose el culo de mí.
-Que os jodan ,  esta semana soy yo el Master. Van a flipar estos comepollas.

La puerta de la habitación se abrió como si la hubiera empujado un portero de discoteca de esos con camisetas apretadas  y que tanto asco dan, solo que ante ella apareció su madre con cara de mala leche.

¡que te levantes pero ya¡.

¡ya voy joder¡.

-¡Mira que cuarto tienes¡, todo lleno de colillas, la ropa sucia tirada por el suelo. Reza porque no te hagas una herida porque pillarías una infección con tanta porquería.

-Quizás tengo el síndrome de Diógenes.

Tú lo que tienes es muy poca vergüenza, eres un vago y no estoy dispuesta a mantener a un zángano como tu pad...

Se produjo un silencio, Sara acababa de tocar un tema tabú, algo de lo que no se debía hablar, algo que se intentaba esquivar siempre que era posible. Su cara se relajo y adquirió un tono de culpabilidad por un instante ,como si se hubiera arrepentido de decir la palabra mas horrible de su vida.

Abre la ventana, aquí huele a podrido.

Se quedó fijamente mirando a su madre, tiró de la sábana tapándose la cara, su expresión bajo ella era una mueca de absoluto desdén.

-Ahora comprendo por que se piró.

¿Qué has dicho?.

 ¡Mírame cuando te hablo¡


De mala gana hizo una especie de agujero por el que solo se le veía un ojo. Tenía miedo de no poder borrar a tiempo su gesto.

-Nada, no he dicho nada.

Me tienes harta niñato. El señor no hace ni el huevo en casa, viene a las tantas y encima se permite el lujo de contestarme.
El día menos pensado hago como la madre del idiota ese de tu amigo y te pongo en la calle.

-¿Has terminado ya?

No,aun no. Limpia esta pocilga y procura hacerle la cena a tu hermano porque si vuelvo esta noche y no lo has hecho, te juro que duermes en la portería, ¿queda claro?.

-Esta noche he quedado con estos para hacer un trabajo para la facultad y...

Me importa un bledo lo que tengas que hacer, ¿lo has entendido o te hago un plano?.

Ni siquiera le dio tiempo a asentirle con la cabeza. Giró sobre sus pies y el predecible portazo se hizo una realidad.

-No sé que coño le pasa a esta mujer , bueno si que lo sé, lo que le hace falta es a alguien que le riegue el huerto por lo menos una vez a la semana-. - Fijo que se le quitaría la mala virgen que tiene siempre.
En fin, que le den.-


Pasaron unos minutos y seguía acostado. Era el típico día de "que os follen a todos". Aún no había puesto un pie  en el suelo y la toca huevos  de su madre ya estaba jodiéndole la existencia.
Quique en su línea, haciendo de las suyas en el salón con la tele a toda caña, el muy cabroncete se estaba pasando por el escroto el castigo de dos semanas sin ver el canal plus.
El chaval era majo pero de aquellos de "no le cuentes un secreto porque fijo que lo va a saber todo dios", tenía esa puta costumbre y se llevó mas de una waya por eso, ¿qué se puede esperar de un mierdecilla de 12 años?.

- ¡Quique pon la tele mas baja¡

 ¡Y una mierda, te jodes y te levantas!

- ¡Como me levante, te voy a meter una ostia que te van a parecer tres¡

No trascurrieron más de 5 segundos cuando el crío bajo el volumen del televisor, y es que no hay nada mejor que pedir las cosas con educación para que te hagan caso, aun así pensó en aplicarle un correctivo cuando su cuerpo estuviera a punto de iniciar la dura tarea de vestirse para emprender un nuevo día de no dar palo al agua.

La habitación tampoco estaba tan mal, un poco desorganizada tal vez, pero tampoco era para tanto. Recoger la ropa, tirar las colillas, fregar el suelo, ventilar,¡la leche¡ eso le ocuparía no menos de dos horas pero..., con un poco de suerte encontraría el móvil que  perdió hacia mas de un mes. Estaría metido en el bolsillo de algún pantalón y el cargador bajo la cama que era como la puerta a otra dimensión donde todo entraba y nada salía. Ese pensamiento le hizo esbozar una gran sonrisa, que de algún modo le dio las energías suficientes para dar el paso definitivo y ponerse en posición vertical sobre sus pies.
La alfombrilla que fue siempre cómplice muda, ocultaba bajo su maltrecha tela un sinfín de hebras de tabaco como consecuencia de la habilidad más destacada de Rodri, la fabricación de los mejores porros trompeteros de toda Granada.
Tras soltar un pedo y rascarse el culo, se estiró bostezando a la vez en un alarde de sincronización perfecta ,fue entonces cuando se percató del gran cerco que tenía en el pantalón del pijama a la altura del paquete.

- Y esto,¿ que coño es?.

En un principio creyó que se había meado pero toco la cama y no estaba mojada. Recordó su sueño y ya las cosas empezaron a tener sentido.

- ¡Me cago en mi puta vida¡, ¡si me he corrido¡.

Apartó con los dedos el pijama y  el boxer con la mano izquierda como aquel que tiene miedo a encontrarse que ha perdido el pito , constató que había tenido lo que se denomina una polución diurna. Para estar mas seguro tocó con los dedos de la mano que le quedaba libre la punta de su glande y la duda quedo despejada, en ellos apareció un liquido transparente y pegajoso que acto seguido quedo adherido en el la chaquetilla del pijama.

-¡Vaya corrida colega¡, he dejao guapos los gallumbos.

Se liberó rápidamente de las dos prendas tirándolas a los pies de la cama, quedando desnudo de cintura para bajo. La imagen debió parecerle muy sexi cuando se miró en el espejo del armario empotrado.

- ¡Joder Rodri que polla tienes¡
- Las tías deberían pagar por tener esto entre las piernas.

La puerta del cuarto cercenó aquel momento de narcisismo fálico cuando el mierdecilla de doce años lo pescó en todo su apogeo exhibicionista. Movido como por un resorte invisible trató sin mucho éxito de cubrir lo que  antes había llamado el taladro percutor del amor.
Quique miró a su hermano y tras los primeros instantes de estupor soltó una carcajada tan estrepitosa que hizo que Rodri se sintiera como si lo hubieran pillado poniéndose uno de los tangas de su madre.

- ¡Qué haces  en mi cuarto¡
 ¡ Jajajajajajajaj¡ ¡ que mierda de pitoooooooo¡
 ¿Qué es eso?, ¿un guisante?, ¿una verruga?.
Nooooooo¡¡¡
¡Es la colita de mi brotherrrrrrrr¡

Aquello fue demasiado, y conociendo a su hermano, el cabroncete  sabía que le quedaban breves segundos para salir disparado por el pasillo y encontrar el amparo del baño.

- Ya saldrás pequeño mamón y cuando lo hagas juro arrancarte la cabeza.
 Si me tocas le contaré a mamá lo que estabas haciendo.
- Ya saldrás, ya.
 Puedo esperar a que vuelva, tengo de todo aquí, tengo agua, y gominolas en el bolsillo, hasta las revistas porno que escondes tras el espejo.- Por cierto, ¿sabe ella que las tienes?.
-¡ Serás hijo puta¡, si le cuentas una sola palabra te mato¡.
 Todo tiene un precio hermanito.
 Tu me das tu discman y no me pegas ,y yo olvido todo lo que he visto y sé.
- Eres un cabrón.
 El negocio es el negocio ¿No crees?
 Claro que... igual prefieres que diga a todo el mundo lo de tu cosita.

Rodrí intentó buscar una salida estratégica, pero la verdad es que la mierda del niño lo tenia bien pillado por los huevos.
Tardó mas de dos meses para ahorrar lo que le costó el discman.Tenía que pensar en algo y rápido.

- Vale, pero... ¿qué tal si  largo que te has saltado el castigo?, y que te cargaste con el Edu el retrovisor del Corsa del vecino. ¿Y que me dices si cuento lo de la silicona?.
No saldrías a la calle en toda tu vida. Tú decides. A demás me debes una, ¿lo recuerdas?.
De eso hace mucho tiempo.
- Sabes que si  tu madre se entera, del castigo no te librará ni la Macarena.

Tras unos instantes de reflexión, el enano coñón se atrevió a despegar los labios.

 Si salgo me vas a pegar.
- No, solo te voy a partir un brazo.
 Joder Rodri que no diré nada.
- ¿Me tomas por un idiota?
 Lo juro.
- Venga sal de ahí, cuanto antes te de un par de ostias, antes terminaremos con todo esto.
 Haré lo que me pidas Rodri te lo juro.
-¿Lo que te pida?.
 Si.

El chico abrió la puerta muy despacio pensando que de un momento a otro le iba a caer la caja entera de las galletas.
El silencio en la casa solo era roto por el murmullo de la tele. Cuando no vio a su hermano en el pasillo pudo respirar tranquilo por el momento, pero sabía que  estaría tramando algo y no precisamente bueno. Cuando ya iba por la mitad del pasillo al comedor, una mano salió de un armario despensa donde Sara guardaba mantas, la tabla de planchar  y una bici estática y la apoyó  fuertemente en el hombro del tirillas de Quique. El susto fue digno de inmortalizarlo en video. La cara del cabroncete era todo un poema.



¡aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah¡
¡Que cabrón¡
-¡ajajajajjajajjajajja¡ ¿te he asustado?
¡joder, ya te digo¡
- No lo suficiente
- Ven chaval, ya he pensado cual será el castigo a cumplir por tu osadía.
Vale pero paso de mariconadas eeehh.
Yo eso del incesto ni hablar.
-¡ mira que eres anormal¡ ajajajajjajaja
- He pensado en darte mejor uso.
Miedo me das.
- Vas a dejarme el cuarto como la patena ¿estamos?.
¿queeeeé?.
 Tío no me hagas esto, pídeme lo que quieras pero tu cuarto no joder.
- El negocio es el negocio ¿no crees?.
- Me recoges la ropa, barres, me ordenas los libros, quitas el polvo, haces la cama, friegas el suelo y me buscas el móvil.
 Eres un chantajista de mierda.
- Lo se, pero la vida es así de perra.


La visión era totalmente caótica, el chico no sabía por donde empezar, la ceniza esparcida y el polvo acumulado por semanas, formaba una auténtica capa allá donde se mirase. La ultima vez que Rodri abrió la ventana fue para tirar un cenicero en el que era imposible depositar una colilla más, pero como la acción de abrirla era considerada un derroche de energía, en lo sucesivo resolvió el problema tirando al suelo directamente los restos.
La ropa a los cuatro vientos parecía como si una jauría de perros hubieran dado cuenta de ella, camisetas, pantalones, calzoncillos y calcetines sobresalían de los cajones como lenguas atrapadas en unas fauces imaginarias . Algunos libros prestaban su servicio elevando el monitor del PC, otros sencillamente descansaban sin ningún orden en los sitios más inverosímiles. Solo uno al parecer presidía un lugar de honor en una estantería, la Biblia, extremadamente delgada guardaba un horripilante secreto, y es que la pobre era presa habitual del Master de la semana que cuando se quedaba sin papel de fumar recurría a ella, no para encontrar una guía espiritual que le ayudase a reformar su comportamiento y hábito malsano hacia los petas, sino para fabricarse unos canutos monumentales con sus hojas. Decía que era una buena forma de llevar  la palabra Dios en su interior. Ya iba por el Levítico pero hasta que llegase al Apocalipsis aún le quedaba mucho.
Un poster de Luis Royo en que se veía a una mujer mostrando un culo de exposición y que sin duda animó en  más de una ocasión sus fantasías sexuales en noches insomnes por el speed, presidía la pared principal de la habitación. El techo, antaño blanco impoluto presentaba una tonalidad amarillenta que contrastaba con el estor rojo sangre de la ventana, la misma  que fue condenada a no abrirse más.
Todo aquel desaguisado era vergonzoso y sin duda rozaba lo insalubre,  pero el señor síndrome de Diógenes y una de sus mejores y descardas sonrisas era siempre la válvula de escape ante las críticas  hostiles de su madre, pero eso ya no funcionaba con Sara. Hacia  mucho tiempo que no sucumbía ante la cara angelical de su primogénito. Últimamente las cosas estaban cambiando. Todos habían cambiado. Quizás demasiado.

- ¿ Has encontrado el móvil?
No, !si no veo ni el parket del suelo de la mierda que tienes!
Aquello no me atrevo ni a acercarme, no se si es un jersey de lana o un gato muerto.

- ¿A qué hora viene doña toca-pelotas?
No sé, pa mi que esta noche no viene, saldrá con el capullo ese de la tienda.
-¿ Y tú como sabes eso?
La oí cuando hablaba por teléfono esta mañana, pone una cara de gili cuando habla con él que te partes.
- No sabía que currase también los sábados.
Es que no me creo nada de que vaya a currar.
- ¿Te cae bien?
¿Quién el mollas ese?.
- Si.
 Ese tío es un comerabos, y fijo que lo que quiere es pasársela por la piedra.
- ¡A ver si te vas a llevar dos ostiones¡. No hables así de tu madre.
También es la tuya y la mandas a tomar por culo cuando no te oye.
- Es diferente.
Y una polla, a ver ¿por qué es diferente?.
- Que te calles y limpies el cuarto.



Fue muy raro que  no se fijase en lo emperifollada que se había puesto su madre aquella tarde, seguramente fue por el acaloramiento de la discusión o porque la visión del sueño con Sandra aun ocupaba toda la atención de su mente, pero lo cierto es que Sara estaba realmente bonita con su mini blanca, el pelo suelto y una camisa azul que dejaba ver generosamente parte de su busto. Tampoco no le llamó la atención ya al trabajar en una tienda de muebles de cara al público su aspecto siempre debía presentar corrección en el vestir y siempre iba muy bien arreglada a la vez que elegantemente discreta.
Pero la verdad es que en esa ocasión su aspecto no era  lo que pudiéramos definir como algo ortodoxo en lo que a discreción se refiere y si no hubiera sido su madre.. incluso habría admitido que estaba muy buena. Era la típica mujer por la que uno se da la vuelta para mirarle el culo en la calle y hasta Raúl y Pitu reconocieron en más de una ocasión entre risas y petardos que su madre tenia dos folladas muy interesantes.


A sus treinta y ocho años ya no quedaba nada del encanto de aquella jovencita de veintidós recién salida de la  facultad de magisterio  de Granada, vivaz y un poco rebelde, comprometida con las causas justas e incansable luchadora por una educación integradora de clases.
Todas aquellas ambiciones de futuro, todas aquellas ilusiones y proyectos, sencillamente se esfumaron, se rompieron en mil pedazos cuando conoció a J y quizás fue lo que no le perdonó jamás.
Ahora era Sara, una mujer madura, que sabía lo que quería y como conseguirlo y si debía pisar a quien se le cruzase en el camino lo haría sin titubear.
Tenia todo lo que necesitaba para conseguirlo. Un cuerpo por el que Roberto perdía la cabeza y una mente para saber exprimirle hasta el último céntimo.
 No volvería a Málaga con su madre para pedirle ayuda económica ni a tragarse el orgullo ante su padre. Nunca más.




El pequeño Seat Marbella cruzó la Gran Vía hacia la calle Recogidas. Como siempre, el tráfico en aquellas horas era desesperante y los semáforos parecían  estar confabulados para que llegase tarde.
Desde los autobuses los tíos y no tan tíos veían un espectáculo muy caliente , y es que la escasa  tela de su falda dejaba ver sin mucho disimulo el triangulo de un minúsculo tanga. Le hacía gracia como se fijaban, algunos con gran descaro y otros con cierto azoramiento que en el fondo  solo era la incapacidad de manifestar un  deseo prohibido en sus rostros. Podía ver con el rabillo del ojo al arrancar como la buscaban con la mirada desde las ventanillas. En el fondo era toda una exhibicionista y si podía ser el centro de atención no escatimaría el esfuerzo. Le gustaba destacar y entre sus amigas levanto no pocas envidias pues llegó a ser muy popular tanto en el instituto como posteriormente en la facultad. Allí conoció a J, el que sería  más tarde padre de su hijo y un pase directo al infierno.

Decidió terminar con el show y en la parada obligada de un stop aprovechó para estirar de la falda, y esta vez ocultó de miradas libidinosas  la prenda por la que muchos habrían pagado por saber que ocultaba bajo su dulce y casi traslucida tela.
 No tenía prisas y si Rober tenía que esperar mejor,  más ardiente  y pasional sería su encuentro, pero..., ¿ a quién quería engañar?, al gordo millonario hijo de papá había que entablillársela para que se le enderezase, ni siquiera Sara era capaz de mantenérsela dura más de un minuto, encima el imbécil era eyaculador  precoz, pero se contentaba con verla gritar de un placer totalmente fingido. Estaba podrido de pasta,  eso era lo que importaba y se juró así misma que  no pararía hasta que aquel mendrugo hijo de perra  fuera suyo. Se sentía por primera vez en mucho tiempo segura de si misma, imparable, y nadie volvería a joderla. Esbozó una sonrisa pícara  mientras gritó en voz alta "¡Que le den por el culo a los mediocres¡
Solo hacía cuatro meses que trabajaba en la empresa y ya era jefa de ventas de las tiendas de Mesones y de Primavera.
Las compañeras empezaron a elucubrar  con los motivos por los que la nueva había ascendido con tanta rapidez. Las apuestas estaban entre que la chupaba de cojones ,y que se lo hacia con toda la directiva. Aquello era exagerado pero no distaba mucho de la realidad pues si Roberto no hubiera sucumbido a sus encantos, cosa impensable, lo habría hecho Oscar, el segundo de  abordo de Ibermueble.
Siempre jugaba con dos barajas, una para ganar y otra para vencer.
Aparcó el coche frente al ático del  impotente, un apartamento de ciento ochenta metros cuadrados, donde solo el trastero era mas espacioso que su propio piso. La choza  como Michelín solía llamarla, era su última adquisición y según él, su pequeño refugio urbano, el rinconcito donde podía dar rienda suelta a sus instintos más animales. Pobre Rober, tan rico y tan estúpidamente ingenuo. Era un pecado no aprovecharse de semejante pardillo, lo extraño es que no hubiera aparecido hasta la fecha otra Sara que le arrancase el corazón de un zarpazo. Si la hubo, la verdad es que no escarmentó. 










Quique estaba haciendo un buen trabajo, y el cuarto hasta parecería un lugar medianamente normal cuando terminase, los libros descansaban  en sus repisas correspondientes desprovistas  ya de polvo. Se asombró de ver la marca del PC de su hermano cuando pasó una balleta por uno de sus laterales, limpió el teclado y hasta consiguió bruñir las patas metálicas de la silla del escritorio

¡Joder, si es de color pino¡.
¡Rodriiiii, tu mesa es de color pino¡
- ¿Has encontrado el móvil?.
No.
- Mira bien en todos los bolsillos de los pantalones.
Joder, si ya los he doblado todos y los he metido en el armario.
- Pues vuelves a mirar.
Valeeeeee, pero tu haces la comida.
- No tientes tu suerte piltrafilla, recuerda que eres mi esclavo.
Y una mierd...
- Voy a poner un huevo en el trono, cuando salga espero que este todo listo en mi habitación.
Seras cabr....
- ¿qué?
Lo que usted mande Massa.

Empezó a meter las manos en todos los bolsillos, pero ni rastro del móvil, una tarjeta de bus, pelusillas bolsilleras, un paquete de pipas rancias, unas llaves que no eran de casa y...¡¡ Una china de chocolate¡¡.

¡La ostiaaaaaa¡, cuando vea esto  Edu lo flipará en colores.

Se asomó a la puerta del pasillo y cuando se cercioró que Rodri estaba en pleno proceso "defecatorio", hizo desaparecer cual prestidigitador experimentado la postura de hachís en bolsillo trasero de su tejano.
A sus doce años era uno de los chicos con peor reputación del barrio y  sus travesuras las más comentadas de la vecindad, toda una promesa de  delincuencia juvenil y cisma diario de su madre.
En una ocasión con tan solo nueve años embaucó a uno de sus amigos para jugar a los dentistas, en un descuido colocó pegamento de contacto ultrarrápido en los dientes del desdichado,

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